Tras la votación local que aprobó la creación del nuevo municipio, Starbase -instalación de lanzamiento de SpaceX de un tal Elon Musk- se convertirá oficialmente en una ciudad de Texas.
SpaceX comenzó a adquirir terrenos cerca de la playa de Boca Chica, en el sur de Texas, cerca de Brownsville, en 2012. En la actualidad, el terreno se extiende a lo largo de 1,6 millas cuadradas y sirve como eje central para la producción, pruebas y lanzamientos de naves espaciales.
El pasado fin de semana, los votantes locales -en su mayoría empleados de SpaceX- votaron abrumadoramente a favor de la creación de la ciudad, con 212 votos a favor y sólo seis en contra.
«¡Starbase, Texas ya es una ciudad de verdad!». anunció Musk en X (antes Twitter).
Starbase, designada municipio de tipo C debido a su escasa población (menos de 5.000 habitantes), estará gobernada por un alcalde -el ejecutivo de SpaceX Bobby Peden, de 36 años , que se presentó sin oposición- y dos comisionados, todos ellos al parecer afiliados a la empresa. Se encargarán de responsabilidades como la fiscalidad, la planificación urbana y la supervisión municipal.
Como ciudad oficial, Starbase tendrá autoridad para promulgar ordenanzas locales. Un proyecto de ley actualmente en estudio permitiría a SpaceX restringir el acceso a una autopista y a la playa de Boca Chica durante las pruebas de cohetes, según Associated Press.
Con el tiempo, la zona se ha transformado con la adición de viviendas, instalaciones y toques idiosincrásicos asociados a Musk. A las afueras de la ciudad hay un busto de Musk con la inscripción «ELON AKA Memelord», y una de las calles principales se llama Memes St. También hay un restaurante sólo para empleados llamado «Astropub», con un cartel luminoso de «Occupy Mars» detrás de la barra.
A pesar de su peculiar personalidad y su promesa de alta tecnología, Starbase se ha enfrentado a una importante oposición en los frentes medioambiental, jurídico y comunitario.
Los defensores del medio ambiente han advertido de la proximidad de los cohetes a zonas naturales protegidas, alegando que ponen en peligro la vida salvaje y alteran ecosistemas frágiles. Los cierres periódicos de carreteras para las pruebas también limitan el acceso a los refugios de vida salvaje y dificultan la investigación científica.
Desde el punto de vista legal, los críticos afirman que SpaceX ha eludido las evaluaciones medioambientales adecuadas y se ha expandido más allá de lo permitido originalmente. Se han presentado demandas alegando la falta de una Declaración de Impacto Ambiental completa, como exige la legislación federal.
Por parte de la comunidad, los residentes de la cercana Boca Chica Village han expresado su preocupación por la reducción de su acceso a las playas públicas y la creciente influencia de Musk en la zona. Algunos se preguntan si una empresa privada debería ejercer tal poder sobre una región pequeña y ecológicamente sensible.